
Desde ropa hasta autos: qué pierden los estadounidenses por los aranceles de Trump

La decisión de Donald Trump de imponer nuevos aranceles a importaciones de más de 60 países, incluyendo China y la Unión Europea, no solo promete encarecer productos en EE.UU., sino dejarlos directamente fuera del alcance de los consumidores.
Empresas de Europa y Asia ya han comenzado a suspender los envíos de autos, consolas de videojuegos y whisky japonés, mientras evalúan el impacto económico de las medidas emprendidas por el mandatario estadounidense.
Coches de lujo, las primeras 'víctimas'
Marcas como Audi y Jaguar Land Rover han paralizado temporalmente sus exportaciones a EE.UU. Audi detuvo las entregas de vehículos que llegaron al país después del 2 de abril, mientras que Jaguar Land Rover ha puesto en pausa los envíos planeados para este mes mientras evalúa el proceder bajo nuevos términos comerciales.

Nissan ha cancelado la venta de dos modelos de SUV Infiniti fabricados en México, al tiempo que Mercedes-Benz, según reportes, estudia retirar sus autos más económicos del mercado estadounidense, ya que los aranceles los harían inviables comercialmente.
Consolas y whisky japonés, en espera
Nintendo pospuso la preventa de su esperada Switch 2 en EE.UU., originalmente programada para el 9 de abril, debido a los aranceles. Mientras, Suntory Holdings, productor de whisky Hibiki y Yamazaki, advirtió de que podría redirigir sus ventas a Asia si se disparan los precios para los consumidores estadounidenses.

Ropa y calzado: un golpe a las familias
Los aranceles también impactarán con fuerza en la ropa y el calzado, sectores donde aproximadamente el 97 % de los productos son importados, principalmente de Asia, advirtió American Apparel & Footwear Association en declaraciones recogidas por AP. Se estima que incluso enviar a los niños de vuelta al colegio en otoño con tenis, jeans y camisetas nuevas costará considerablemente más a las familias estadounidenses.
"Para que quede claro, los aranceles son impuestos que recaen sobre las empresas estadounidenses que importan los productos y las familias trabajadoras estadounidenses que compran aquellos productos", explicó el presidente de la asociación, Steve Lamar.
Trabajar con fábricas extranjeras permitía hasta ahora mantener bajos los costos laborales para las empresas estadounidenses en el sector de la moda, pero es posible que ni ellas ni sus proveedores en el extranjero hagan frente a nuevas sumas por desembolsar. Altos aranceles ya han golpeado a China (un 54 %), Vietnam (un 46 %) y Camboya (un 49 %), pero la India, Indonesia, Pakistán y Sri Lanka también fueron gravados duramente, por lo que no pueden considerarse alternativas inmediatas de abastecimiento.

El grupo Footwear Distributors and Retailers of America (FDRA) recordó que el 99 % del calzado vendido en EE.UU. es importado. Las botas de trabajo hechas en China que ahora se venden por 77 dólares llegarían a costar 115 dólares, mientras que los tenis para correr hechos en Vietnam, que ahora cuestan 155 dólares, subirían a 220 dólares, indicó.
El presidente de FDRA, Matt Priest, aseveró que las familias de bajos ingresos y los lugares donde compran sentirían más el impacto de los aranceles. Según los cálculos de su grupo, un par de zapatos para niños de 26 dólares, hechos en China, costarían 41 dólares para el inicio del próximo año escolar.
Perdedores del sector textil
Aunque marcas como Nike, Levi-Strauss, Ralph Lauren y VF Corporation, propietaria de Vans, The North Face y Timberland, afirmaron haber reducido significativamente su dependencia de fabricantes y proveedores de China, otras empresas del sector textil, como Gap, American Eagle Outfitters y Urban Outfitters, con producción concentrada en Asia, enfrentan mayores desafíos para lidiar con los nuevos costos.
Tiempos más difíciles esperan principalmente a las empresas con un limitado poder de negociación y fijación de precios y una alta exposición de sus productos en Asia.
Además, se enfrentan a una fuerte competencia por los clientes entre minoristas de descuento y marcas de moda rápida como H&M, Zara y Forever 21, en la que podrían salir perdedores ante la imposibilidad de mantener los precios asequibles.