
Pasó 36 años en prisión y revela lo que más le sorprendió al salir

Un estadounidense que salió de prisión hace menos de un año cuenta cómo ha cambiado el mundo durante las casi cuatro décadas que pasó encarcelado por un crimen que él sostiene que no cometió. En recientes declaraciones a Daily Mail, Leo Schofield afirmó que percibe una sociedad "muy fría", donde todos "están mirando sus teléfonos".
Schofield fue arrestado en 1988, un año después de que se encontrara el cuerpo de su esposa Michelle en un canal a las orillas de la carretera. El crimen ocurrió en febrero de 1987 cuando ella salía de su turno en un autoservicio de hamburguesas del estado de Florida. Los dos recién casados debían encontrarse para comer juntos, pero Michelle, de 18 años, nunca apareció.

En las horas siguientes, Schofield, que tenía 21 años, trató de localizarla con sus familiares y amigos cercanos. Al no tener respuesta, emprendieron una búsqueda exhaustiva por tres días que llevó a detectar su automóvil abandonado al costado de la carretera. Seguidamente, el padre de Michelle encontró su cadáver, cuyo estado impactó a la familia. La habían apuñalado 26 veces y la autopsia concluyó que se había desangrado hasta morir.
Rápidamente, su esposo se convirtió en el principal sospechoso, a pesar de que no había pruebas físicas que lo unieran a la escena del crimen. En junio de 1988, la Fiscalía presentó 21 testigos que lo acusaron de tener un mal carácter que lo llevaba a ser violento con Michelle en algunas ocasiones. Además, dijeron que ambos mantenían un matrimonio inestable debido a su juventud. Estos testimonios fueron la base principal de su condena a cadena perpetua.

El verdadero asesino
No obstante, el caso presentaba detalles inconclusos y Leo Shoefield nunca dejó de intentar demostrar su inocencia. Dentro del auto de Michelle se encontró una huella dactilar ensangrentada que no fue vinculada ni con ella ni con Schofield y que podía probar que él no estuvo allí. Sin embargo, fue apenas en 2004 que la tecnología permitió ubicar en la escena del crimen a otro sospechoso, Jeremy Scott.
Scott es un asesino convicto que cumple cadena perpetua por un crimen no relacionado y que vivía a menos de tres kilómetros de donde se encontró el cuerpo de Michelle. Aunque varias veces negó estar involucrado en su muerte, en 2017 los abogados de Schofield contrataron a investigadores privados que lograron hacerlo confesar. Scott dijo que ese día Michelle le había ofrecido llevarlo en su auto y terminaron forcejeando luego de que a él se le cayera un cuchillo del bolsillo. Ese mismo año, testificó ante un tribunal y admitió que la había asesinado.

"La gente se ha vuelto muy fría"
Luego de varias peticiones de audiencias y 36 años tras las rejas, Schofield consiguió la libertad condicional en abril de 2024. Al salir, se reunió con su familia, ahora conformada por su segunda esposa, una exagente estatal de libertad condicional con quien se casó en 1995, su hija y sus nietos.
Aunque antes de su condena era un excelente mecánico, tras salir de la cárcel no duró mucho en su primer trabajo, pues los automóviles actuales son muy distintos a los de hace casi cuatro décadas. Según dijo al medio, los años en la celda le despojaron de su identidad. Además, percibió que "la gente se ha vuelto muy fría". "En prisión conviven las 24 horas del día los siete días de la semana y el ambiente es mucho más social; aquí fuera es más difícil conectar a nivel personal", afirmó.