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La insólita historia de Vesna Vulovic: la azafata que sobrevivió a una caída de más de 10.000 metros desde un avión

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Aunque padeció una amnesia que le impidió toda su vida recordar lo sucedido aquel día, el mundo la sigue recordando como un símbolo de resiliencia, fuerza física y mental y perseverancia.
La insólita historia de Vesna Vulovic: la azafata que sobrevivió a una caída de más de 10.000 metros desde un avión

Una de las pasiones de Vesna Vulovic, una serbia nacida en Belgrado en 1950, siempre fue viajar y ser azafata. Luego de terminar la escuela, a los 18 años, entró a la universidad. Sin embargo, el destino la condujo hasta las puertas de una de las aerolíneas más grande de su país, JAT Yugoslav Airlines —ahora Air Serbia— sin saber que se convertiría en la protagonista de una increíble historia recordada hasta hoy. 

El 26 de enero de 1972 comenzó como cualquier otra jornada para Vesna, con 22 años recién cumplidos, y apenas ocho meses de experiencia como asistente de vuelo. Aunque su labor normalmente la obligaba a mantenerse en el aire, ese día no estaba dentro de sus planes ser parte de la tripulación del vuelo JAT 367, que le cambiaría la vida. Un "pequeño error" de programación la puso ahí, ya que la aerolínea la confundió con otra azafata con el mismo nombre, reveló en una entrevista de 2002.

Aproximadamente, unos 46 minutos después del despegue, y a 10.160 metros de altura, llegó lo impensable. La calma en el interior se vio repentinamente interrumpida por una explosión ensordecedora. Una bomba —adjudicada a un grupo nacionalista croata— detonó en el compartimiento de equipajes y destrozó el avión. A medida que la cabina se despresurizó, los pasajeros y el resto de la tripulación fueron lanzados a la gélida y devastadora atmósfera hacía una caída libre que resultó mortal para todos, menos para Vesna. 

La causa de la explosión y el posterior accidente del vuelo 367 ha sido objeto de varias teorías conspirativas a lo largo de los años. La más popular sugiere que el avión fue derribado por error por misiles antiaéreos checoslovacos a una altitud mucho menor, de unos 800 metros. Esta afirmación fue desmentida por los datos de vuelo obtenidos de las cajas negras del avión, la Autoridad de Aviación Civil y expertos del Ejército checo.

Burlar la muerte

En el momento del estallido, Vesna se encontraba en la parte de atrás del avión, al lado de un carro de comida, que la inmovilizó y la aprisionó contra esa parte del fuselaje, que se precipitó a tierra a una increíble velocidad. "Caer desde 10.000 metros equivale a desplomarse desde la cima del Everest, solo que más rápido y sin equipo de seguridad. Para Vesna, las probabilidades de supervivencia no solo eran escasas, sino prácticamente inexistentes", asegura un artículo del portal Science of Falling.

Envuelta en restos de fuselaje, la joven azafata cayó en un remoto bosque nevado de la aldea de Srbská Kamenice, en la entonces Checoslovaquia (actual República Checa). Fue encontrada gritando dentro de los escombros por un aldeano local y exmédico de guerra que la mantuvo con vida hasta la llegada de los rescatistas. Vesna estaba muy mal herida: tenía las dos piernas rotas, fracturas en el cráneo, pelvis y en las vértebras, además de múltiples lesiones internas y una parálisis de cintura para abajo. Permaneció en coma durante varias semanas e increíblemente pudo volver a caminar después de 10 meses.

La supervivencia de Vesna desafía la lógica convencional y se le atribuye a varios factores que habrían jugado a su favor. La sección de la cola, que permaneció parcialmente intacta, actuó como una coraza protectora durante el descenso y pudo haber ralentizado la caída. Los restos que la mantuvieron aprisionada amortiguaron su aterrizaje, y la espesura de los árboles y la nieve absorbieron gran parte del impacto. Se cree que la descompresión del avión y la explosión la dejaron inconsciente; eso mantuvo su cuerpo inerte y pudo haber reducido la gravedad de las lesiones e impedir que su corazón estallara en el impacto.

Fama jamás buscada

Tras recuperarse de sus lesiones —y sin memoria de lo ocurrido—, Vulovic continuó trabajando para JAT Airlines en un puesto administrativo, pero fue despedida a principios de los 90 por participar en protestas antigubernamentales. En los años posteriores al accidente, se convirtió en una heroína nacional en Serbia. Fue homenajeada por el entonces mandatario de Yugoslavia, se compusieron canciones en su honor y fue invitada a varios programas de televisión. Su nombre, Vesna, se popularizó y muchos padres llamaron así a sus hijas con la creencia de que este nombre les traería suerte en la vida.

El caso de la única sobreviviente del vuelo 367 acaparó los titulares de la prensa internacional. En 1981, el Libro Guinness de los Récords la reconoció como la sobreviviente a la caída más alta sin paracaídas, una marca que aún conserva y que ostentó involuntariamente. Quizás lo más significativo para ella fue que, en 1985, como parte de la ceremonia del Salón de la Fama de los Guinness, conoció a uno de sus ídolos, el legendario músico de The Beatles, Paul McCartney, quien le entregó un certificado y una medalla, un momento muy especial para ella.

Vesna se convirtió en activista política y defensora de la paz en los Balcanes. El 23 de diciembre de 2016, la famosa azafata serbia fue hallada sin vida en su casa de Belgrado. Aunque padeció una amnesia que le impidió toda su vida recordar lo sucedido aquel día, el mundo no la olvida y la sigue recordando como un símbolo de resiliencia, fuerza física y mental y perseverancia.

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